El cloro daña la barrera natural de la piel por lo que puede producir picores tras la ducha, sequedad y descamación entre otras. También daña las fibras capilares haciendo que el cabello se vuelva quebradizo, áspero y sin brillo, además de distorsionar el color en cabellos teñidos.
Un exceso de cal también contribuye a resecar e irritar la piel. La cal puede llegar a ser comedogénica y obstruir los poros, dando lugar a espinillas e imperfecciones en la piel.También deja residuos en nuestro cabello dificiles de eliminar, dejandolo apelmazado y reseco.